Soy natural de Herguijuela de la Sierra, y desde siempre mi vida ha estado unida a la Sierra del Castillo. Es lo primero que veo cada mañana, la silueta que me acompaña en cada regreso al pueblo y la imagen que llevo tatuada en la piel (literalmente) como una forma de no olvidar nunca de dónde vengo. En Herguijuela, la Sierra del Castillo es más que un paisaje: es identidad, memoria y refugio. Quien haya llegado alguna vez hasta aquí sabe que su silueta domina el horizonte, como una muralla natural que envuelve al pueblo y lo protege desde siempre. Cuando regreso al pueblo, lo primero que hago es mirar hacia arriba. Ahí está, como esperándome. La Sierra del Castillo cambia con la luz del día: dorada al amanecer, plateada al caer la tarde, y oscura y serena cuando llega la noche. Caminar por esta sierra no es solo un ejercicio físico, es una forma de reconectar con la tierra y con uno mismo. Es escuchar los sonidos del campo, el viento entre los robles, el zumbido de las abejas ...
Blog del programa mixto de formación y empleo "Destino Sierra"
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